El otro día me encontraba en un hotel cuando me di cuenta de algo bastante peculiar. Había dos personas con el mismo nombre en el mismo hotel. Resulta que ambos se llamaban Manuel Rodríguez. Podéis imaginar mi confusión al escuchar el nombre de Manuel Rodríguez en el vestíbulo y no saber a cuál de los dos se referían. Pero lo más curioso de todo era que ambos Manuel Rodríguez eran de la misma ciudad. ¿Qué está pasando aquí?
Me di cuenta de que algunos de los empleados del hotel también estaban un poco confundidos con esta situación. Me puse a preguntar por ahí y descubrí que este hotel tiene una política en la que todos los huéspedes que se llaman igual se alojan en la misma habitación. La razón detrás de esto es simple: para evitar la confusión. Pero, ¿es esto justo para los huéspedes con nombres comunes?
Me puse a pensar en esto. ¿Qué pasa si hay más de dos personas con el mismo nombre? ¿Les hacen compartir la habitación? ¿Cómo se deciden qué Manuel Rodríguez ocupan dicha habitación?
No soy un experto en solucionar problemas de nombres, pero creo que hay una solución bastante sencilla y justa. El hotel podría asignar a cada huésped un número de habitación único, basado en su nombre y apellido. Por ejemplo, si Manuel Rodríguez uno se aloja en la habitación 102, el otro Manuel Rodríguez podría alojarse en la habitación 202. De esta manera, se evitaría la confusión y se trataría a todos los clientes de manera justa e individual.
Por supuesto, esta solución podría tener algunas consecuencias imprevistas. Por ejemplo, podría ser difícil para el personal del hotel recordar las diferentes combinaciones de nombres y números de habitación. Pero, en mi opinión, este inconveniente es fácilmente superable si se lleva a cabo una buena organización y se hacen listas claras y precisas. Además, este enfoque aseguraría que todos los huéspedes se traten de manera individual y no simplemente como "el otro Manuel Rodríguez".
En resumen, mientras que la política del hotel de alojar juntos a los huéspedes con el mismo nombre puede tener buenas intenciones, no es justo para los huéspedes individuales. Una solución más equitativa sería asignar números de habitación únicos en función del nombre y apellido. Esto aseguraría que cada huésped se trate como un individuo, y no simplemente como "el otro Manuel Rodríguez". Por supuesto, al igual que con cualquier solución, puede haber algunas consecuencias imprevistas, pero en última instancia creo que vale la pena intentarlo para asegurar que todos los huéspedes tengan una estancia agradable e individual en el hotel.