Salir a cenar con una ex pareja ya suele ser una situación incómoda por sí sola, pero ¿qué pasa cuando se suman dos ex parejas? Pues bien, esa es la historia que les contaré a continuación. Espero que les guste y encuentren algo de humor en la situación que viví hace unos meses.
Todo comenzó cuando mi actual pareja, digamos que se llama Ana, me invitó a cenar con su ex pareja y su mejor amigo. Hasta ahí todo parecía normal, pero Ana no mencionó que su ex pareja iba a venir con su propia ex pareja. Esa información llegó un par de días antes de la cena, cuando Ana me llamó y me dijo que nos íbamos a encontrar en un restaurante con dos personas más.
Como Ana y su ex pareja ya habían acordado el restaurante, no tuvimos mucho que decir al respecto. El lugar se veía bien en las fotos que encontramos en línea y tenía buenas críticas, así que nos conformamos y confirmamos nuestra asistencia.
Al llegar al restaurante, nos encontramos con las dos parejas sentadas juntas en una gran mesa. Ana y yo nos sentamos en el otro extremo de la mesa, mientras que los dos ex se sentaron uno al lado del otro en el centro.
Los primeros minutos fueron incómodos, como era de esperar. Todos estábamos un poco nerviosos y no sabíamos qué decir. La única conversación que se podía escuchar era la de Ana y su ex, que parecían estar disfrutando de la situación. Para los demás, el silencio era la única opción.
Después de un rato, alguien rompió el hielo y comenzamos a conversar. Era una conversación forzada, pero parecía funcionar. Hablamos de trabajos, de viajes, de cosas que habíamos hecho recientemente. Todo iba bien, o eso creíamos.
De repente, la ex de la ex pareja de Ana comenzó a llorar. Nadie entendía bien por qué, pero la situación se puso muy tensa en cuestión de segundos. La persona más cercana a ella intentó consolarla, pero no parecía funcionar. La ex pareja de Ana intentó cambiar el tema de conversación rápidamente, pero el daño ya estaba hecho.
Todos intentamos calmar a la ex parej a llorando, pero no parecía haber nada que pudiera hacerla sentir mejor. Después de unos minutos, decidió irse del restaurante. Su ex pareja la siguió, aunque no parecía estar muy contento con la situación.
Después de que se fueron, el resto de nosotros nos quedamos sentados, sin saber qué hacer. Ana intentó hacer una broma para aliviar la tensión, pero solo logró hacer que el ambiente se volviera aún más incómodo. Al final, decidimos pedir la cuenta y dar por terminada la cena.
Al salir del restaurante, Ana se disculpó por la situación y dijo que nunca había imaginado que algo así podría pasar. Yo simplemente la abracé y le dije que no se preocupara, que estas cosas pasan. El resto de nosotros nos despedimos rápidamente y nos fuimos por caminos separados.
Esta es una de esas situaciones que te deja pensando por semanas. ¿Por qué nos metimos en esta situación? ¿Por qué no le preguntamos a Ana con quién más íbamos a cenar? No estoy seguro de por qué pasó lo que pasó, pero puedo decir que es algo que nunca volveré a hacer. Salir a cenar con una ex pareja ya es suficientemente complicado como para sumarle a esa situación a otra ex pareja.
Espero que esta situación les haya hecho reír tanto como nos hizo reír a nosotros después de que todo pasó. ¿Has tenido algún encuentro incómodo con una ex pareja? Cuéntanos tu historia en los comentarios.